La Valencia del futuro se abre paso por el mar
Mar 4 2007

La Valencia del futuro se abre paso por el mar

El Consorcio Valencia 2007 ha fallado esta semana el concurso internacional para la reordenación de un vasto espacio que alberga el suelo urbanizable de El Grau de Valencia, la dársena interior y muelles que aún estarán poblados de contenedores por lo menos otra década. Entre los 59 trabajos presentados, dos despuntaron con claridad como soluciones integrales a la recuperación de la fachada litoral de la ciudad y a su transformación en un espacio verde y ciudadano. Son los proyectos de Jean Nouvel con José María Tomás, y del estudio GMP, fundado por Meinhard von Gerkan y Volkwin Marg. A las administraciones públicas les toca ahora decidir su traducción en una Valencia abierta al mar.

Dos propuestas para imaginar la Valencia del futuro toman cuerpo. Una Valencia abrazada al mar y que conquista para el ciudadano un espacio portuario que ahora no le pertenece.

El concurso internacional de ideas convocado por el Consorcio Valencia 2007 para crear una nueva centralidad urbana en torno a la fachada litoral plantea a la ciudad el reto de culminar su unión con el frente marítimo, rescatarlo de la degradación urbana y convertirlo en un polo de modernidad. Los equipos formados por Jean Nouvel, José María Tomás y José Ribas, por un lado, y Meinhard von Gerkan y Volkwin Marg al frente del estudio GMP International, han visto premiadas sus propuestas para inspirar la transformación pendiente de la ciudad en un área de 1,3 millones de metros cuadrados que engloba el suelo urbanizable del PAI de El Grau junto al puerto y la desembocadura del Turia, y el entorno de la dársena interior, eje de la futura marina.

Son dos diseños en los que el jurado ha encontrado «certeza» de su viabilidad, » imaginación e innovación», como destacó la alcaldesa, Rita Barberá, al dar a conocer el fallo. La celebración de la Copa del América ha abierto la dársena interior a la ciudad y ha servido de «polo de atracción a nuevos proyectos», entre los que Barberá defiende con ahínco «una gran marina» con viviendas. «Hemos encontrado lo mejor para Valencia», sentenció feliz la alcaldesa, que quiere concretar propuestas cuanto antes en El Grau, única zona ahora disponible.

Todos los jurados destacan el surgimiento de un nuevo paisaje que articula el viejo cauce del Turia y su conexión en un gran delta verde con el puerto como elemento decisivo del espacio. La candidata socialista al Ayuntamiento, Carmen Alborch, en el jurado en representación del Gobierno, resalta, además, «el importante espacio público» que ofrecen los diseños, «lo que tiene mucho que ver con una visión moderna, sostenible y democrática de una ciudad». «No se trata sólo de edificar, sino de recuperar el espacio público y que realmente sea la Valencia del mar. El puerto no puede ser un elemento amenazador o que destruye, no se puede permitir que invada lo que no debe. Hay que buscar la convivencia», incide Alborch. La diputada valora también la consideración de los arquitectos con Natzaret, aunque esté fuera del ámbito de estudio. «La ciudad tiene una deuda con el barrio», subraya.

«Ha quedado muy claro por parte de las tres administraciones que el planteamiento básico de preservar y poner en valor con el mayor respeto la identidad de lo que ya tenemos», apunta la arquitecta Arancha Muñoz, miembro del jurado por la Generalitat. El gran parque une el río con el puerto (y la Malva-rosa) «pone en valor la dársena y los edificios históricos». «El cauce del Turia es un gran elemento lineal vertebrador de la ciudad» y sus espacios públicos que se prolonga en el área metropolitana, por lo que es importante «resolver su final y encuentro con el mar» en la escala adecuada. Los proyectos elegidos responden a la intención de preservar el carácter portuario y la identidad de lugar, integrar la trama urbana, conectar los espacios públicos y crear «un nuevo foco ciudadano». En opinión de Muñoz, si hay posibilidades, la dársena debería recuperar la configuración anterior a la Copa del América, sin el pantalán central que «rompe el espacio y lo compartimenta» y con los tinglados más cerca del agua.

¿Cómo se plasmarán dos diseños en un mismo espacio? La primera respuesta es que se trata de un concurso de ideas, del que el Ayuntamiento, con la competencia sobre El Grau, y el Gobierno, con el control sobre el área portuaria, pueden escoger una parte, todo, o nada. No obstante, tras años de debates, hay voces que confían en que estos proyectos sean un referente de ordenación clave. La segunda y última contestación, deberá darla la Administración cuando analice los puntos comunes y divergentes de los trabajos para su desarrollo.

Las memorias descriptivas de los ganadores coinciden especialmente en la solución verde para la antigua desembocadura del Turia. También propugnan una redefinición del trazado de la avenida de Francia, pendiente de prolongar y que según el planeamiento dibujaba en curva hacia el puerto.GMP marca una recta rotunda que enlaza el centro con una nueva puerta al mar, rematada por dos rascacielos. Nouvel también destaca la importancia de este eje desde el respeto a la trama urbana y evitando la invasión del cauce. En respuesta a las peticiones del Consorcio Valencia 2007, los arquitectos plantean, además, actividades culturales, de ocio y deportivas en el puerto, combinadas con la ubicación de empresas tecnológicas y terciario avanzado y de servicio al sector turístico y de cruceros. En sintonía con el deseo de la alcaldesa, ambos abren la marina al uso residencial -sobre todo GMP, que para un futuro que excede las previsiones del concurso da un bocado más grande al Muelle de Levante -, aunque mantienen intacta la funcionalidad portuaria y su impronta histórica. Los proyectos plantean también visiones distintas. La más llamativa está en la ordenación del PAI de El Grau, donde el estudio alemán apuesta por un barrio clásico y compacto, mientras que Nouvel concentra parte de la edificabilidad en torres para abrir espacio a zonas verdes. Pero de nuevo, ambos equipos coinciden en situar en el ámbito del concurso uno o varios rascacielos como puntos de referencia y convergencia en el espacio. GMP los sitúa en el Muelle de Astilleros, Nouvel en El Grau.

«Las dos soluciones son compatibles y complementarias», asegura Arancha Muñoz. También lo creen el resto del jurado, y el arquitecto valenciano José María Tomás Llavador -asociado con Nouvel en este concurso-, al que la alcaldesa ha ofrecido que asuma la coordinación de las dos propuestas. Autor del proyecto del Balcón al Mar para la dársena interior, de las cercanas Piscinas Olímpicas o la rehabilitación de La Lanera, Tomás muestra su «predisposición» al posible encargo, al tiempo que recuerda que los dos equipos de arquitectos «tienen que hablarlo». «Son personalidades fuertes, inteligentes», pero también «distintas» las que aúnan muchos puntos en común en los diseños ganadores. Nouvel, del que varios jurados destacan la espontaneidad y atractivo de su planteamiento, tiene en su haber la Torre Agbar, de Barcelona, el Instituto del Mundo Árabe de París, el Centro Cultural de Lucerna, o la ampliación del Museo Reina Sofía de Madrid. El estudio fundado por Marg y Von Gerkan, mientras, alabado por la calidad y claridad de ideas en su trabajo sobre la marina, ha dejado su impronta en los aeropuertos de Berlín-Tegel o Stuttgart, suya es la nueva estación principal de la capital alemana y tienen en marcha la construcción de una nueva ciudad portuaria cerca de Shangai de más habitantes que Valencia.

«Es necesario que haya una asunción del proyecto de toda la sociedad», de «una situación nueva que es producto de necesidades colectivas» que aspiran a la recuperación de la fachada marítima para el uso ciudadano desde «la coexistencia» de ambos mundos, subraya Tomás. He ahí la gran tarea pendiente para las Administraciones implicadas, la búsqueda de un amplio consenso que permita a Valencia reconquistar el mar.

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